(Trad. Diana Gómez).
Estasis en la
oscuridad.
Luego el insustancial
azul
corre a través del
tolmo y de las distancias
Leonas de Dios,
¡cómo uno crecemos,
eje de talones y rodillas! –El surco
se divide y pasa, hermana del
arco pardo
del cuello que no puedo atrapar,
negro-ojo
bayas lanzan oscuros
anzuelos–
bocados
de dulce sangre negra,
sombras.
Algo más
Me
transporta a través del aire–
muslos, cabello;
muslos, cabello;
Peladuras
de mis talones.
Blanca
Govida,
yo curo–
Manos muertas,
muertas severidades.
Y ahora yo
espumo el trigal, un
destello de los mares.
El llanto del niño
se funde en el muro.
Y yo
soy la flecha,
el rocío que vuela
suicida, unido al
brío
en el rojo
Ojo, el caldero de la
mañana.
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