Si fuera posible salir, preguntar, señalar el arma (la cabeza pide por ella); si fuera posible preguntar mil veces por el mismo objeto, hablar fuertemente y desgarrar todo, delante, lo que está al frente, en el rostro que parece perturbado; salir de allí y preguntar, casi dentro de la cabeza, en la cabeza y el vacío del miedo que llena. con el aliento perdido, un hueco que queda muy en el medio; si fuera posible señalar con algo diferente que la voz, y esperar, desde la sombra, a que todo se haga lo suficientemente público para preguntar, en sus cabezas, por el hueco que se hace, el que no llenan los de un lado, el que llena cualquiera y que al miedo no le basta; si fuera posible preguntar por las bocas abiertas y esperar a que algo salga, que dé razón de lo perdido; si fuera posible no buscar tanto y poder tomar la mano en cualquier momento, sin sentirla fría o cálida (de tanto estar guardada); si fuera posible poner de frente la mano, con la ayuda que sea necesaria, para que ésta pregunte y dé respuesta a quienes tanto callan.
N.N
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