lunes, 18 de noviembre de 2013

JUAN CAMILO RICARDO ALVARADO

I

Herederos de una violencia infinita.
¡Marcados por la vías eternas de la necesidad!
totalmente enceguecida, in-personal, exterior.
¡Perdidos por siempre!


 II
  

Desaparecer; no queda más

Todo hablar es mentir,
Cada mentira es cierta

Pero, es el pulso y el silencio que estallan dentro de mí
para gritar automáticamente.


***

Las puertas cerradas
los sueños en la basura

El asfalto, la casa de muchos.

Las sombras invaden hasta el más claro rincón
y Dios ¡ay!
Dios es pura palabra...




***


Me he bebido el cielo en un vaso,
con su luz inflé un globo.

Borré sus aves con mi lengua.

He inalado sus nubes, esas que abrazan a las montañas
para que no estén solas.

Al sol lo guardé en el bolsillo de uno de mis pantalones
que me quité hace mucho para lavarlo

y vacié por un inodoro el océano.



***
 I

Ahí queda la silla en alguna parte que no recuerdo.
Ahí queda después de pararme e irme hacia algún lugar.
Aquí, quedo yo.
Igual que ella
¡solo!


II


Cuando me levanté y caminé
volví la mirada,
ahí estaba.
No dice nada, no hace nada, solo espera.
como yo que solamente espero .

Pero...
qué espera?
qué espero?
no sé...

tal vez nada.







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