miércoles, 30 de octubre de 2013

AL CLARO FICTICIO DE ESTOS ESPEJOS - LUDOVIC JANVIER

Al Claro Ficticio de Estos Espejos[1]
Ludovic Janvier (Francia) 

A continuación Kaosmot's les presenta este relato del autor francés L. Janvier. En éste se nota cierto aire de erotismo, romanticismo y simbolismo. Así como un juego con el lenguaje bastante particular y muy utilizado por los poetas del siglo XX. Un lenguaje no-lenguaje articulado. 
Una sensación de perplejidad es lo que deja este texto que, sin más preámbulo, les presentamos y esperamos sean capaces de digerir con facilidad, de no ser así, mucho mejor, pues queda clara la intención del autor: dar libertad de coacción, unión e interpretación al lector; aquí está, aquí lo tienen:

***

    La historia de hoy será: yo de pie él me mira fijamente aplastado en el suelo frío el aparejo a la mano primero luego el ojo derecho no el izquierdo disimulado detrás el otro es absorbido por el parpado plegado luego los dos ojos desaparecidos ahora se arrastra al avanzar hacia mí para tocarme luego recula piernas separadas ayudándose de las rodillas veo el pantalón que vuelve a subir a lo lejos de las pantorrillas redirecciona un poco la cabeza para apuntar mejor, tirar mejor voy a tener frío colado de viento fresco entre marco y larguero de la ventana mal juntos veo nubes por el cielo, invento formas vientre manos        sus manos en las largas venas cierran  los ojos calientes en ustedes [2] abren los ojos ellas están ahí        manos nariz pelusas se estiran en el azul mírame dice él yo giro la cabeza de un golpe oculta aparejo y celda el rostro crispado está al descubierto cae la cabeza en sus manos en las largas venas no he querido estar distraído pero no es eso para mí que tiene de eso es eso en él mismo busca qué yo no él tamborilea con los dos puños en la piel de cabra hace falta que yo circule el frío gana mis pies él ha reposado la piel de cabra bajo él hace dos o tres gruesos pliegues y los puños bajo el mentón codos en las baldosas me mira        claros ojos los encuentro misteriosos        me mira él dice ya más ahí parte que tú eres de la misma fuga él continúa pero espera yo la tendría tu piel pálida quemada febril fresca si hace falta la devolveré la tomaré desde tan cerca que la mirada estará dentro para ver para recorrer el interior todo lo que vive debajo de eso y mantiene eso visible humores redes intercambios espesores todo lo que nutre esta epidermis y que quiero explicar comprendes no solamente el blanco ni la sombra sino soberana la densidad el alimento bajo el relieve todo lo que se acaba en el dulzor de ese relieve para  poro a poro retrazar el perfil inclinarlo por morir respira dice él él ha dicho respira que yo te siento levantar carne y piel ese viejo milagro yo respiro él se calla me mira fijamente tira me mira fijamente yo nunca podré verme como él me ve        las lámparas sobre la piel muy cerca tengo calor estoy bien estírate más dice él yo obedezco se ha sentado en la bajada de lecho ha inclinado la lámpara de la cabecera hacia mi seno izquierdo tengo más calor aún mi piel se hincha pero no no me mira dice él duerme o sueña o piensa no tus ojos volteados hacia mí ni siquiera abiertos te quiero cerrada piensa en tus venas en tus mucosas en el recorrido de tu sangre en todos los licores los humores que en este momento destilan no dice nada más he cerrado los ojos        dulzor del cielo a seis horas el rosa        he cerrado los ojos escucho algunos ruidos lejanos a algunos centímetros voy a dormirme calor de su mano no lejos de mi talla de mi vientre de mis muslos ella vuelve a subir hacia el cuello él se ha detenido de respirar debe pasear por la celda encima de mi piel un ruido de metal sobre la mesa base la habrá puesto habrá tomado el aparejo escucho el frote de la camisa contra el jersey por este calor ha guardado su jersey espero que rapte de cuando en cuando es un shetland[3] choque del aparejo es un shetland el aparejo choca aún mi piel por destellos se inscribe en la gelatina paisaje de algunos decímetros de algunos centímetros y para el ojo este será el levantamiento de la epidermis hacia la enorme dulce hinchazón del seno o su división en los dos dobladillos de los labios o su estiramiento sobre la jaula de los lados hacia la pálida playa del vientre y la crecida hacia el pubis o la división aún si es la mano hacia los dedos alargados cada uno su sombra sobre la piel plena del muslo izquierdo donde tengo tanto calor en este momento aprendo a ver dice él él me mira fijamente tira lo escucho bien no me molesta no se mueve no me muevo
levántate me levanto vístete de nuevo me visto de nuevo él gira en redondo como a la caza cabeza bajada he terminado se detiene ligera la lana del tejido de punto se tiende sobre mis senos        si quiere hacer valer su        el escote es redondo sin bostezar quita[4] quito quita aún estoy en camisa de noche ahora la transparente a través se puede ver fresas de los senos soy yo su movimiento la curva del vientre lo implano del ombligo        error sobre la persona        he debido dormirme escucho su voz dice el tul espumea encima de la espuma más sombrea el mal gusto        sí el mal gusto amenaza
     se aproxima dice espera espera esta luz recula esta luz no él recula hasta la puerta si ahí adosa levanta el brazo derecho el aparejo en la punta de la cual doblándole el cuero choca contra el ante brazo pero baja el brazo ya eso no es lo que no no eso es demasiado ligero demasiado seco dice        adiós a la suerte de encontrarse en la persecución de estos reflejos sí de estos reflejos de una diferente        eso es demasiado seco me hace falta el agua no comprendo si el agua va en tu bañera dice que vaya en mi bañera voy hacia la bañera hago vaciar el agua fría me ha seguido guarda la camisa se diría un maniaco me mojo es demasiado frío no me ha quitado su mirada sobre mí todos los pliegues cuando me vuelvo a dirigir a la caída de tul pegado contra mí chorreante he hecho lo que me ha dicho        cuál es la verdad que en el hilo de estas palabras recula
se ha separado vuelve sobre mí el aparejo en el sitio del rostro voy a salir de la bañera el aparejo choca paso por encima el borde el agua chorrea pronto en el enlosado el tul está helado contra mi piel el aparejo choca a mis pies es un charco ahora el agua se extiende hacia los muros alrededor mío el aparejo choca él me dice una mano contra ti el aparejo aún avanza avanzo sigo prendida
que dejaras escapar algo por las ranuras camina yo camino que te rompes que te olvidas de repente piensa en la rueda piensa en el caballo en tus cabellos dentro del agua en ti ligera cuando gozas va viene hasta lo que diga sentencia por ejemplo relato algo busco al caminar voy vengo busco eso yo lo he olvidado pero qué poeta ha dicho de eso
cómo fiarse de este nuevo desvío        es dicho de eso cresta y sílex y hierba sílex y hierba y creta y sílex camino me mira al caminar y sílex y polvo y creta y sílex hierba hierba y sílex y creta cuándo va a decir para sílex y creta sílex sílex y creta creta para estoy ante el hielo los muros blancos están detrás de mí me dice avanzar aún avanzo soy yo desnuda ante el alto espejo de frente luego de lado dice él de lado mi reflejo luego yo luego los dos dice el aparejo en el rostro no escucho bien serás tú él está de pie luego una pierna doblada a la derecha se recula una pierna doblada a la izquierda luego los dos luego de rodillas luego invertido atrás se vuelve a levantar se aproxima mira fijamente no abre tengo mal en los riñones tengo mal en los ojos hace demasiado claro        nada no ha vuelto        ha recargado el aparejo mis manos mira fijamente abre mis ojos semejante mis senos tus senos nombra mira fijamente tira de mi hombro mi cuello semejante tú dice él mis brazos levanta dice él infantil extenuante pero levanto mira fijamente tira de mi vientre tu vientre nombra semejante por la nuca los cabellos el ojo así tu ojo dice él ruedas fibras rodajas fibrillas me ve no puedo verle choques mi ojo ha pasado tu nuca nombra como tus cabellos        sí verse de espaldas yendo y viniendo la libertad        como caen cuando caminas tu mano        bastante        tu mano dice él
que esos vanos ornamentos que esos velos        bastante de esas imágenes bastante de esos gestos mundanos        falsa claridad donde todo se anula historia para nada


B

    Soy yo quien va a retomar frente al espejo donde ninguna otra figura se formará más que, si es posible, la mía. Evitar lo reflexivo. Podría decir fácilmente: lo que me ha puesto hacia al espejo de estas palabras (pero pienso no inventar nada y me debo añadir: lo que me pone y me retiene frente al espejo de mi entrada, una vez la puerta abierta), es la incertidumbre común, de donde lo necesito como se dice incoercible: el de constatarse, de reconstruirse, quizá de constituirse, la única certidumbre comprobándose la certidumbre de la imagen en los propios contornos por detenerse al fin en otra parte constante del pensamiento, como se comprueba también la certidumbre de estas palabras, trazadas por mi límite. No lo diré, viniendo de decirlo. Bien.  Soy yo pues quien va a retomar, al claro provisorio de otras palabras.
Así: del índice izquierdo apoyado bajo el párpado, soy yo, habiendo despegado éste de la esclerótica un instante congestionada. Mirada. El deseo de ver dibujarse en ese campo, palabras espejo, una aparición nítida de sí. Pequeño vaso estallado a izquierda del iris, el iris del reflejo, el reflejo del ojo izquierdo, azul. El párpado refleja su borde rosa rojo, sí mucoso, y sacado más por el índice que apoya, vuelve a levantar bajo la línea de flotación en la baja de la esclerótica normalmente oculta, que la pulgada del médico no tiene miedo a las uñas siempre nítidas desprende para interrogar el estado general del paciente, una red de vasos capilares de las cuales, pero el espectáculo es poco atractivo toda cuenta hecha. El párpado retoma su sitio, el índice se desata. Pero es mantenido cerca del ojo, dirigido, indicándole con la mirada que va lentamente del dedo fino y delgado, bella expresión       qué bella mano decía ella sí sobretodo la izquierda reflejada la izquierda señalada la izquierda pues la otra está un poco deformada por el ejercicio pequeño de la pelota vasca a mano desnuda con una pelota de tenis contra un muro de pensión así pues eso no es del todo la pelota vasca        es que una mano sería siempre más grande o más larga o más pesada que la otra como aquí donde domina lo mayor deformado informado por la práctica quizás inconsiderada de la escritura        que va lentamente del dedo fino y delgado luego al ojo, que va lentamente del ojo a él, de él al ojo, reposo. Sonrisa. La sonrisa ceremonial, rito de reconocimiento, de reajuste, por la complacencia de la cual hay juntura con un presentable diferente, sonrisa como luego del lavado de los dientes por ejemplo, los dientes examinados labios bien separados y la separación reduciéndose un poco hasta significar, esmalte visible aún pero tensión muscular resuelta pliegues reducidos hasta ellos solamente que, bien, hasta significar la sonrisa como, la nítida sonrisa presentada por lo helado, yo. Es el muchacho que se le conoce, lleno de salud, bella tez, la misma diferente, bello complemento de mirar, bello me para gustar. En el espejo esta superficie de mí cuya pose desanima la exploración que es esto. Las mejillas han vuelto a bajar, los labios retoman su sitio, los ojos al fondo de las órbitas azules pequeños yendo de derecha a izquierda de izquierda a derecha como si buscaran algo. Buscan algo. Al descubierto figura recubriéndose. Toda la historia. Largo rostro detallado. Su rechazo. Que sea aproximado con todas las preocupaciones dentro del espejo, y para la ceremonia de la mirada que sea preparada por los ritos de la familiaridad, enmascarada para la prueba, sí, pero que otro le ase en el curso de una expresión incontrolada, la parada en el discurso, la tuya fuera de vigilancia, no, eso es. Vuelven a subir las mejillas. Es la indulgencia del reposo. Por esta nueva luz todas las preocupaciones han sido tomadas. Uno podría escucharse decir entonces: ¡pero écheme el problema en esta organización! ¡Tiéndame esta figura hacia otro lugar! ¡Gíreme esta mirada hacia el mundo, su campo, su historia! ¡Su cara es inevitable, pero eso no es precisamente más que su cara! ¡No está hecha para ser vista por ella misma, ya que es su cara! ¡Y el hambre de los otros, la muerte de los otros, la prisión de los otros, y la cara de los otros! En efecto. De las sienes a la raíz de la nariz
     en efecto pero no hay aún respuesta        he aquí los párpados sobre los cuales el dedo humectado de saliva se pasea, luego la nariz, luego la boca. Contra esta boca de otras bocas y la piel, caliente, de las lenguas en ella su lengua dentro de otras, mucosas por estos labios y esta lengua rozados acariciados recorridos, como con otros ojos estos ojos vistos mirados mirados fijamente hasta lo que los párpados laten sobre el iris y pupila tendidos, como hacia este espejo para este espejo: vidrio palabras tantos gestos han sido inscritos tantas palabras pronunciadas. Así: desnudo, de frente, el aire asombrado. Así: la puerta en seguida cerrada, desembarcando del afuera en el campo de los reflejos, un breve vistazo a sí, ilegible. Así: desnudo, de frente, sexo en la mano, el ridículo de la situación pero en fin soy yo, pasada la excitación y remangado lo que fuera estaba fuera de estuche, sin testigo frente al espejo por sopesar o acariciar el querido escroto. Así: ojo contra ojo su doble, superficie azul yendo de la una a la otra superficie azul en lo plano del espejo con para único reposo fuera de campo o mejor difuso el blanco de los muros, el asombro de la máscara haciendo desaparecer lo asombrado en los iris próximos, alrededor de la pupila una corona de amarillo que se difunde en el azul        quizá la respuesta pase por estas palabras que no habrá más que redecir        la esclerótica es bien propia.  Luego retroceso, así: ojeras remontadas, párpados plegados por un aire escuchado, malicioso va. Ficción. Así: la mirada concentrada hacia la raíz de la nariz los ojos sin fijarlos ven los ojos su doble en lo indistinto alrededor del punto fijado        bella máscara lamentable figura        alrededor del punto ficticio fingiendo para la mirada de sí sobre sí paralizada        bastante espejo ficción sistema cerrado donde todo se anula        en otro lugar en otro lugar por el claro de otras palabras        aquí más nada no puede verse

B

    Ciertamente estoy decepcionado, y le  he decepcionado también. Mentir de más cerca. Bien escuchado, ya que la denegación de la invención siempre es la invención de la denegación. Pose sin fin. ¿Mientras que valen estos trazos?
    Así pues: el deseo de mí al cual primero he dado figura al pensar que me aproximaba, me alejaba. Imagen extraña perdiéndose en la ilusión realista de sus reflejos. Sin embargo, soy yo. No, es mío[5]. No habiéndolo creído, he creído otra cosa: arreglarme para que las palabras no me suelten más. Pero el espejo de las palabras no es más fiel para contener mi imagen y reunirla en mí (qué ingenuidad), se aparece tan extraña como la figura haciéndome frente al fondo del vidrio, inmovilizado. Sin embargo, soy yo. No, es mío. Al hilo de las palabras, creo percibirme recorriendo este trazo hoy, es como si las palabras, cuando “acercaba”, hubieran ido vaciándose de algo. Sin embargo, permanezco en ellas. Y estas palabras, ahí, que acabo de escribir, de lo que es bastante absurdo decir que se vacían o no se vacían, sucediendo a esas dos apariciones tan ficticias la una como la otra y alejándolas para ver mejor, no es ni más ni menos que ellas una tercera figura que me dibuja. Ni de más cerca ni de más lejos. De lo que he, ni más ni menos que algunos de los otros dos, de esperar mi confirmación.
     Es posiblemente en virtud de todo eso que
     Es tiempo que me detenga. Vamos (amo este imperativo, su aire falso me va bien), si tengo alguna suerte, ya está en otro lugar, quiero decir en l historia que mañana les reservo, y me cuento. Pues hoy era poca cosa, al claro ficticio de estos espejos.


[1] Este texto se encuentra en Les Cahiers du Chemin, Enero de 1969.
[2] …sur vous vous fermez les yeux… También podría traducirse: …en ustedes se cierran los ojos…
[3] Prenda tejida con lana de los carneros de las islas de Shetland, Escocia.
[4] enlève: podría traducirse por levanta, pero lo que se traduce anteriormente por levántate… es el verbo léver que, igualmente, tiene estrecha relación con el verbo enléver.
[5] Hay aquí un juego que se pierde en español, pues en francés dice: “Pourtant, c’est moi. Non, c’est de moi.” Lo que se ha traducido por: “Sin embargo, soy yo. No, es mío.” Esta particularidad de la expresión c’est moi dificulta la traducción de la segunda frase. En todo el texto, lo que ha sido traducido por “soy yo”, es en francés c’est moi.