lunes, 18 de noviembre de 2013

ANDRÉS RAMÍREZ

LA PALABRA ES EL ESCOMBRO

*
Anticipo mi derrota
allí donde la repetición cíclica de la palabra
otorga el significado más profundo

allí, donde el nombre anuncia
una esencial ausencia:
me sé en ruinas

Y siempre,
lo único que queda dicho
es el escombro.

I

Horrible secreto
que sobreviene en silencio

Son las palabras confusas
que el insomne contempla

Voces murmurantes
que pueblan la desnudez

Voces del enigma.

II

El enigma
es el cuerpo entreabierto
que se da en la noche.

Y son las manos que lo reconstruyen
las que sufren el silencio de ese cuerpo
que pronto sangrará
que pronto será agua
pronto
estanque sin fondo 

III

No es porque el silencio
no diga nada,
que queremos yacer en la noche:
perdernos.
Es porque el silencio
dice todas las cosas,
que el horror nos invade
y preferimos huir
sin saber a donde

IV

Lo que nos asalta en la noche
es la palabra

se nos muestra en su total oquedad
asistimos a su silencio revelador
oscuridad colmada.

Semejante a la joven  
que abraza un amante ajeno
así nos llega la palabra,
necesario vacío
que nos constituye
y nos desgarra.

V

La palabra cae lentamente
sobre el papel,
gota a gota
forma su desaparición
vacío plasmado

¿Cómo decir lo que ella no puede?
¿Cuándo tendrá fin
ese silente murmullo?

La voz gotea,
retumba el eco
en su propia lejanía.

VI

El temor de no decir nada
a pesar de intentarlo
se confirma
con cada palabra arrojada al aire,
a la incomprensión del afuera,
recipiente sin fondo
donde las palabras se agolpan
y sólo nos dejan
el rumor de su silencio.

VII

Decir algo
que huye por completo

señalarlo apenas

balbuceando

VIII

Las palabras siempre sobran
pero uno siempre sabe lo necesario:

la soberana presencia.

IX

Hermosa corrosión de las piedras

tiempo inabarcable que soporta todo,
destruyéndolo.





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